La historia que a continuación les narro esta basada en hecho reales, todo lo que aquí se cuenta por increíble que parezca, es real. El pasado viernes, una jugadora de golf, alumna de la escuela Playgolf, sufrió el ataque furtivo de un vendedor de mediocridad. No pierdan detalle, la historia es para mear y no echar gota.

Eran las 12:30 del mediodía y A.PG. (A partir de ahora llamaremos así a la jugadora que sufrió el ataque) se disponía a hacer el entrenamiento personal que su profesor le ha recomendado insistentemente. El sol brillaba en el cielo, el tee de prácticas estaba muy tranquilo, llevaba todo el material necesario y la ideas estaban claras en su cabeza, esto promete, pensó para sus adentros. Después de unos minutos aparece un señor, según la descripción de los testigos, de mediana edad, moreno y que golpeaba la bola bastante bien (a partir de ahora lo llamaremos Panoramix).

Como se veía venir, Panoramix, como no había más sitios libres en todo el campo de prácticas (tono irónico) decide plantar su campamento de mediocridad justo al lado de A.PG. Claro, la vería un poco despistada, con aspecto de principiante (A.PG. lleva apenas 2 meses jugando al golf), este es el momento de decir que la jugadora aunque lleve muy poco tiempo practicando este deporte ha evolucionado muy rápido, su gesto técnico es muy bueno aunque todavía, por falta de práctica, su golpeo no sea consistente. También es importante que sepan en este punto que A.PG. se ha comprado un jueguito de palos a medida recomendados por un especialista. Vamos que podemos decir que esta haciendo las cosas muy bien.

Volvemos al suceso. Despues de unas cuantas bolas golpeadas, Panoramix ya ha dado muestras de que tiene un golpeo muy por encima del nivel de la jugadora principiante y percibe que ella esta de deseosa de sus mediocres consejos (muy lejos de la realidad). Es, en este momento, cuando se produce el ataque. Panoramix se acerca y le comenta que su técnica no es buena, que no agarra bien el palo y que tiene que hacer esto y lo otro, le demuestra como se hace, le da mil y una explicaciones imposibles de comprender y lo principal que consigue es la incomodidad de A.PG., incluso, comenta la jugadora, que para indicarle algunas posiciones la intenta agarrar, ACOJONANTE NO? Todo esto sin que A.PG. le pidiera ningún consejo a Panoramix, podemos decir que este último actuó de oficio, jajaja. Pues ahora viene lo mejor, va este vendedor de mediocridad y le dice que cree que sus palos le quedan grandes, a lo que ella contesta que se los ha hecho a medida (me hubiera encantado ver la cara de Panoramix en este momento).

Esta es una situación que se da a diario en los campos de golf. En este caso quizá no ha sido una venta de mediocridad directa, pero el ataque tiene un gran halo de mediocridad en el fondo. Cuenta A.PG. que Panoramix en ningún momento la invitó a abandonar sus clases ni su aprendizaje (uff, menos mal!), eso es lo único que puede salvar a este personaje de la hoguera. Pero lo que no le salvará de esta condena pública que intento hacer aquí es: Primero, que se acerque a otra persona, sin que esta haya pedido su opinión y segundo, que sin ese consentimiento, todos los consejos que ha dado son desde el desconocimiento e ignorancia en la materia, le puedes pegar mejor a la pelota, pero eso no significa que sepas más que alguien. Seguramente este tipo de personaje no tenga mala intención, seguro que quieren compartir sus experiencias y «conocimientos» con sus compañeros de deporte, pero se tiene que dar cuenta que molestan haciendo esto. Según ha manifestado A.PG. le fastidió su ratito de entrenamiento personal, se sintió incómoda y ya tiene claro que la próxima vez le «cortará el rollo» mucho antes.

 

Las Palmas de Gran Canaria en el Primer trimestre de 2015