Clases de golf en Español

Autor: Javi Garzón (Página 5 de 20)

¿Cuánto debe durar una clase de golf?

Una clase  de golf debe durar el tiempo necesario para que el profesor transmita sus conocimientos al alumno.

Por otro lado y en la misma proporción, deberá ser tiempo suficiente para que el alumno conozca y entienda los conceptos explicados, y como debe aplicarlos en su entrenamiento personal hasta la próxima clase.

El profesor ha tardado años en adquirir esos conocimientos y habilidades. Es de suponer que el alumno no va aprender de la noche a la mañana. No obstante , un buen asesoramiento le hará ahorrarse una gran cantidad de tiempo.

Uno de los objetivos principales de un entrenador debe ser  aproximarse cada vez más a la eficiencia en la transmisión de información. Además de ir afinando su metodología  para reducir los tiempos de aprendizaje de sus pupilos.

Hasta la fecha, nuestra experiencia nos ha llevado a comprender  que los alumnos tienen una capacidad limitada para mantener su atención, absorber información y ejecutar  movimientos. Lo podemos llamar cansancio, ya sea mental o físico. Por supuesto, el profesor también la tiene.

Esto quiere decir que a partir de cierto minuto, el estudiante de golf deja de absorber información y también realiza los ejercicios con menos precisión. En términos de eficiencia y aprovechamiento del tiempo , antes de que llegue ese momento la clase debería haber terminado.

Se suele decir que menos es más, pero esto no sería correcto. Tenemos que aproximarnos al tiempo justo. Una veces la clase podría  acabar a los 5 minutos y otra a los 30.

Ahora  preguntaría el alumno: » Si he pagado por 45 minutos ¿ Como va a durar la clase 15 minutos? »

Empiezas tu clase. El profesor te hace unas preguntas. Te graba el swing. Te explica por donde hay que empezar a trabajar. Te muestra como entrenar para ajustar tu swing. Lo repites unas cuantas veces con él. Te resume todo lo explicado y resuelve tus dudas. Miras el reloj y ves que sólo han pasado 15 minutos ¿ Qué más crees que puedes hacer en la clase? Ahora a entrenar hasta la próxima sesión.

No pagas por el tiempo sino por los conocimientos.

A lo mejor esta sería una idea brillante: » Contrato una clase de 2 horas con un profesor para que me analice todos los fallos, me diga como entrenar cada uno y tiro un montón de bolas delante él. Así aprenderé más rápido».

¿ Crees que serás capaz de asimilar toda la información sin bajar tus niveles de atención? ¿ Te acordarás de cada uno de los detalles cuando llegues a casa? Respóndete tu mismo. No crees que sería mejor en pequeñas dosis varias veces a la semana.

Una vez que el profesor ha transmitido los conceptos, se ha asegurado  que el alumno los ha entendido y este  los ha aplicado delante con él unas cuantas veces, la clase ha terminado. Da igual el tiempo que haya tardado. Repito, nunca deberíamos llegar al agotamiento.

La duración de la clase puede variar en función del nivel de entendimiento entre el profesor y el alumno, el nivel de conocimientos sobre la materia del alumno y el estado anímico de ambos en el momento. Este último puede estar influenciado por factores externos, como por ejemplo la tolerancia al calor.

En Playgolf  hemos evolucionado,  hasta proponer en nuestra oferta de clases una duración máxima de 25 minutos para clases individuales y  35 minutos  para las  clases de grupo. En este tiempo conseguimos un nivel óptimo de comunicación con él alumno sin llegar a su saturación.

Recuerdo en una clase de bunker, cuando todavía estábamos barajando la posibilidad de reducir el tiempo de la clases de grupo de 50 a 35 minutos, que  se me ocurrió hacer una  prueba. Era una clase de 50 minutos, miré el reloj y sólo habían pasado 20. Entonces dije  la frase por excelencia para terminar una clase: » Buenooo…última bolita» Nadie, absolutamente nadie , se quejó. Obviamente, después expliqué lo que había hecho y continuamos el entrenamiento. Al terminar la clase , los 7 alumnos me confirmaron que se hubieran ido satisfechos en el minuto 20.

Cuando contratas los servicios de una persona es  por que tienes  interés en lo que esta te pueda aportar. Siempre se nos ha dicho que el profesor tiene que detectar cuales son la necesidades del cliente,  averiguar porqué se inicia en el deporte y tratar de  ofrecerle lo que quiere. Entonces, a lo mejor no siempre deberíamos ser profesores ¿No?

Yo creo que si. Si alguien contrata un profesor de cualquier cosa, es para que le enseñe. Si quiere compañía, pues ya no está contratando a un profesor. Si quiere tirar bolas y que se las pongan, tampoco es un instructor lo que necesita. El profesor enseña, es decir, transmite información y conocimiento.

Es obvio, que existen detalles que le dan valor añadido a una clase: la calidad de las bolas, los felpudos, que todos esté pintadito y limpio, que utilicen muchos juguetitos tecnológicos, que los profesores tengan buena presencia y huelan bien…, no obstante, el valor esencial de una clase es la información y los conocimientos, que sea capaz de transmitir el educador. Esto es lo que realmente  vale dinero.

Hablar de enseñanza implica hablar de aprendizaje de la misma manera que hablar profesores implica hablar de  alumnos. Para ambos propongo las siguientes conclusiones:

  1. El valor real de una clase no son ni el tiempo que dura ni los añadidos, sino la capacidad del profesor para transmitir información y conocimientos en un tiempo x.
  2. Un entrenamiento guiado (Clase) o personal ( El alumno por su cuenta) deben terminar antes de llegar al agotamiento.
  3. Menos NO es más. Alcanzar la  eficiencia y  la optimización  de los recursos tanto físicos como mentales dependerá de nuestra capacidad de aproximarnos a la justa medida.

 

 

 

 

 

 

 

La vuelta al juego (Septiembre de 2017).

Hace 4 años decidí que no iba a jugar en un campo de golf y mucho menos una competición.

No me lo pasaba bien jugando porque no aceptaba mi nivel de juego y no me lo pasaba bien compitiendo, simplemente por no lo estaba haciendo.

Por muy competitivo que uno se piense, sólo lo es si se tiene las habilidades que requiere ese nivel de competición.

No es lo mismo apuntarse a un torneo con opciones reales de ganarlo,  que hacerlo con la esperanza de que se te aparezca Sant Andrews y te ayude.

Debes adquirir el nivel de competición antes de inscribirte, si no quieres depender de los astros, los santos o tu angel de la guarda.

Adquirirlo no significa que en alguna ocasión hayas sido capaz de bajar el par tu campo. Deberías  tener una media de golpes, en vueltas de entrenamiento, en diferentes campos, que  te lo certifiquen.

Si para tener opciones de  ganar un  torneo sabes que debes tener una media aproximada de uno o dos golpes bajo par por día, pues ya sabes lo que tienes que conseguir antes de apuntarte.

 

El pasado mes de septiembre, decidí apuntarme al Campeonato de Canarias de Profesionales. Tenía ganas de probarme.

Todavía no había conseguido el toque de bola que quería, aunque si había reducido mucho la dispersión de los golpes. También había logrado superar lo yips en el putt, que durante tantos años me ha hecho pasarlo mal en el campo.

Yo creo que esto último fue lo que me precipitó  a inscribirme ¡ Necesitaba probarme con el putt!

Realmente, me salté mi plan. Me había jurado a mi mismo que la próxima vez que me apuntara a un torneo, sería porque estaría seguro de que tenía opciones de ganarlo y no lo hice así.

Me apunté sin tener una media de golpes bajo par y, peor aún, en 4 años sólo había jugado 3 vueltas en el campo +1,+3 y un pro-am.

Jugué una vuelta de entrenamiento el día antes en el campo donde se disputaría la prueba, el Real Club de Golf de Tenerife. Me sentí muy incómodo en el campo. El 90% de las veces  que tiro bolas, es en plano y en felpudo; los campo de golf son de hierba y no son precisamente planos.

El primer día de juego me pasó un tanto de lo mismo, pero con el añadido de la competición. Ese día los golpes importaban y el resultado también. Aunque a  mi lo que realmente me molestaba, era no estar tocando la bola como yo me había prometido que lo haría la próxima vez que apareciera  en competición.

Como aspecto positivo  de esa primera ronda, debo destacar  que  no me dejé ningún putt corto por yips. Sin embargo, mi actitud hacia el juego fue de abandono total, no luché nada, simplemente naufragué hasta el hoyo 18 deseando volver al hotel y volverme a casa.

Esa noche en la habitación estuve hablando con mi chica, que me acompaño durante los 18 hoyos, sobre mi lamentable actuación de ese día. Estuvimos viendo los videos que me había sacado y ella me comentaba sus impresiones sobre lo ocurrido.

Sobre sus comentarios como caddie primeriza voy a destacar lo siguiente: » Como les puede gustar estar golpeando una pelotita durante casi 5 horas pasándolo mal,con cara de cabreados y deseando estar en otro lado»  Tenía razón, su afirmación era el resumen perfecto  de mi actuación  ese día.

Un mal resultado nunca es lamentable si se ha peleado hasta el último golpe, una mala actitud siempre lo es.

Yo tenía  un plan de juego para este torneo. Era muy sencillo: » Salga bien o salga mal,  yo voy a hacer la rutina que he entrenado antes de cada golpe, del primer hoyo al último» Bueno…en el hoyo 4 ya estaba cabreado por como estaba tocando la bola y no fui capaz de ceñirme al plan.

El segundo día de torneo salí a entrenar. Me planteé una rutina pre-golpe que incorporara sensaciones para corregir lo fallos que habíamos visto en los videos.

Iban pasando los hoyos y yo entrenando. Mis compañeros de partido me decían: » Javi, llevas un vueltón. Si te llegan a entrar esos dos putts….» Mi respuesta era: » No estoy pensando en eso, me da igual, la verdad» Así fué hasta el hoyo 16, donde iba cuatro golpes bajo par.

Fue en la salida de ese hoyo cuando el resultado me empezó a importar y , por lo tanto, a  afectar a mi plan.

Ahora me decía : » Hasta aquí te ha dado igual el resultado, pero si lo mantengo puedo remontar un montón de puestos e incluso recuperar la inversión que hice en el viaje»

El hoyo  16 del Peñon, es un par 3 terrorífico capaz de arruinar cualquier ilusión de grandeza. Este es un green defendido por un bunker a la izquierda y una caída libre a la derecha. Pues bien, lo convertí en un par 4. El bogey era un buen resultado. Apunté al bunker  y  allí fué. La saqué, casi emboco el putt para par y me encaminé hacia los dos últimos hoyos del campeonato  con tres bajo par.

 

Sinceramente, hubiera firmado  ese resultado allí mismo, pero quedaban dos hoyos por jugar. Finalmente, entregué una tarjeta de -3 tras haber estado apunto de embocar para birdie en lo que me quedaba de recorrido.

Puedo decir que me quedé satisfecho con mi última vuelta, la clasificación obtenida y , sobre todo, con todo el aprendizaje que  supuso.

Apuntarme me ha hecho espabilar, darme cuenta de muchas cosas , que no de haberlo hecho hubiera tardado más tiempo en hacerlo. Me salí un poco de mi zona de confort  y eso me hizo reaccionar.

Sigo con mi plan y ya iré escribiendo explícita o implícitamente sobre las modificaciones que voy haciendo. Aquí te dejo unas cuantas ideas:

  1. Ser competitivo es tener el nivel para competir.
  2. La media de tus resultados en vueltas  de entrenamiento debe ser  el que necesitas para competitivo.
  3. Elabora un plan de acción y se fiel a él. Esto no quiere decir que no lo puedas modificar si detectas alguna posibilidad de mejora.
  4. Cuida y entrena todos los aspectos del juego. Ponlo a prueba  en el campo con regularidad.
  5. Planifica tu temporada de competiciones, no hay que jugarlos todos. Es preferible estar muy bien preparado para los que juegues.
  6. Trabaja en una rutina pre-golpe y se fiel a ella hasta el final. No te distraigas con el resultado de los mismos.
  7. Un mal resultado nunca es lamentable si se ha peleado hasta el último golpe, una mala actitud siempre lo es.

 

 

¿Éxito del golf español? El orden está invertido.

Los primeros deportistas profesionales surgieron porque a alguien se le ocurrió que sería un gran espectáculo reunir a los mejores amateurs, y que estos, jugaran por un premio en metálico. La competencia entre los aficionados más diestros, un día comenzó a convertirse en negocio y, por lo tanto, en profesión.

La base del deporte profesional, desde sus inicios hasta ahora, siempre ha sido la misma, la afición.

Las empresas patrocinadoras y los medios de comunicación, se interesan por un evento deportivo, cuando estiman que va a tener un gran número de espectadores. Estos tienen el poder de hacer a un deporte de masas o de minorías.

Pongamos como ejemplo, el deporte más masivo, el futbol. Este deporte empezó como todos los demás. Y hoy en día, es lo que es, gracias a los aficionados.

Si no lo jugara y siguiera tanta gente ni saldría en la tele ni ocuparía tanto espacio en la noticias ni los futbolistas profesionales tendrían esos sueldos tan desorbitados.

Lo mismo pasaría en el golf si se aumentara el número de jugadores amateur ¿No?

Por lo tanto… ¿en que hay que invertir?

En mi opinión, no podemos esperar que tras la victoria de Sergio García en el Masters, el golf se vaya a convertir en el deporte de moda en España.Como tampoco podemos decir, que porque hay tres golfistas en lo más alto, estamos hablando del éxito del golf español.

Para crear jugadores no hace falta que los jugadores de golf profesionales ganen chaquetas verdes. Lo que hace falta es, simplemente, aumentar lo esfuerzos en incrementar el número de practicantes de golf.

Cuando un jugador profesional de golf gana un torneo del gran slam, en primer lugar el éxito es suyo. Después podemos ampliar la victoria a su equipo de trabajo, a su entorno y, por último, a su país. Este final es casi imposible de demostrar.

Para mí, no es un éxito del golf español que haya tres españoles en lo alto de la clasificación mundial. Es un éxito de esos tres jugadores, que han trabajado duro para reunir las habilidades necesarias para estar ahí arriba.

Creo que podemos hablar del éxito del golf de un país, cuando en la clasificación de un torneo aparecen muchas banderitas de ese país. Inglaterra es un buen ejemplo ¡y tienen peor clima que nosotros!

Si el ganador de un PGA, es un jugador de Zimbabue, no veo lógico hablar del éxito de golf del país. Cuando es el único jugador de ese país que ha participado y, seguramente, el número de aficionados de su país sea el menor de todos ¡Habrá que preguntarle a Nick Price donde se formó y como está el golf en su país!

En nuestra escuela, la mayoría de la gente no sabe quién es quién en el PGA tour y los niños menos. Alguno sí, pero…vienen a clase y juegan porque les gusta jugar, no porque quieran parecerse a nadie ¡Eso si que es golf!

Nosotros no hemos detectado que se haya acercado nadie a preguntar por clases porque hayan visto los espectaculares resultados de los golfistas españoles ¡Y eso que hay un canario, Rafael Cabrera Bello, que es un auténtico crack!

Hace poco he llegado a la conclusión que los golfistas profesionales dependen más del golf amateur que a la inversa.
No podemos afirmar que por la victoria de Sergio en el Masters o por 5 más, la gente se va a interesar por el golf en España.Los que juegan, a  lo mejor se compran su putt, pero lo otro no creo que funcione así.

Sin embargo, podemos asegurar que, si aumenta el número de jugadores en nuestro país, habrá más personas que podrán elegir el golf como profesión y los que la elijan podrán ganar más dinero.

Si queremos que el golf en España crezca, si queremos hablar del éxito del golf español, las instituciones tienen que empezar a hablar de promoción y no de tecnificación.

Destinar los esfuerzos económicos en crear masa, en vez de en tecnificar minorías, estadísticamente significaría el incremento de potenciales golfistas de elite. Económicamente, significaría una subida de ingresos, que a su vez aumentaría la posibilidad de hacer centros de alto rendimiento, si fuera necesario.

No sé cuánto le costaría a Seve su centro de alto rendimiento. Un hierro tres y dar golpes en la playa de Pedreña ¿Tecnificación?

En lo más bajo de la cadena alimenticia del golf están las escuela de golf y sus entrenadores, o…. ¿están en lo más alto?

Las personas se acercan al golf, se aficionan y se federan gracias a las escuelas. Los circuitos profesionales existen gracias a los aficionados, por lo tanto gracias a las escuelas. Las federaciones existen gracias a los federados, por lo tanto gracias a las escuelas ¿No deberían las escuelas cobrar una comisión de las federaciones, los circuitos profesionales, los campos, las marcas…por conseguir que la gente se acerque al golf y se aficione?

La victorias de los golfistas profesionales son para ellos y su entorno. Los beneficios lo mismo. Pero las victorias de una escuela de golf, de un entrenador de golf son además para el mundo del golf.

El mundo del golf en España se debería dar cuenta y tomar conciencia real que todo empieza en las escuelas y no me refiero a los colegios.

El deporte del golf crecerá en las escuelas de golf hacia arriba no del mundo profesional hacia las escuelas.

Son los aficionados los que hacen posible el mercado del golf. La única manera de hacerlo crecer es prestando un apoyo real a los viveros de jugadores ¡Las escuelas necesitan apoyo real!

Las entidades que tienen la facultad de ayudar a las escuelas, deberían sentarse con los que están día a día al pie del cañón y preguntar qué necesitan y no tratar de decir lo que tienen que hacer.

Creo que así funciona un poco nuestro país, lo vemos en política todos los días. A un farmacéutico le nombran ministro de golf y, faraónicamente, se convierte en el máximo conocedor del sector, por encima de los que llevan toda su vida en él y su formación es sumamente especializada ¡Esto es absurdo y peligroso!

Deseo que los golfistas profesionales españoles sigan cosechando éxitos, que sigan inspirando y motivando a muchos, que sigan creando espectáculo y haciéndonos disfrutar.

Como también deseo, que se tome conciencia de una vez, que el mundo del golf lo sostienen sus aficionados y estos provienen de las escuelas de golf.

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