Tengo la suerte y el privilegio de trabajar muy cerquita del mar. La playa de las canteras, en Las palmas de Gran Canaria, está a 5 minutos caminando de mi trabajo. Nuestra escuela, PlayGolf, está situada en uno, si no el mejor campo de golf urbano de nuestro país,Las palmeras golf. Esta proximidad con el mar, me ha brindado la oportunidad de poder explicar porque considero que el golf no es difícil.
Desde aquí veo como entran la olas por el confital y como están de grandes en la Cícer. El surf siempre me ha atraído,desde pequeño me ha llamado mucho la atención y hace unos 2 años comencé a practicarlo con cierta asiduidad durante unos 4 meses, gracias a lo cerca que lo tengo del trabajo.
Cuando empezamos un deporte todos nos imaginamos haciendo grandes cosas. Vemos a los buenos y parece fácil. Si ellos pueden yo también y…, por supuesto, que esto es así, pero no cuando llevas tan sólo 4 horas de olas como entrenamiento.
Miras las olas desde fuera y no parecen tan grandes. Cuando estas debajo las ves de otra manera. Ya no te digo como las ves cuando te revuelcan y te hunden hacia la arena, en uno de esos miles de intentos fallidos que necesitas para conseguir subirte encima de la ola y bajarla de aquella manera, que es de todo menos glamurosa.
Creo que todo el mundo entiende que si eres un principiante en surf, no vas a empezar metiéndote hasta el fondo y tratando de coger las olas más grandes. Probablemente, pensaremos que tratar de subirnos y cebar la espumita que dejan, estará más que bien para ir cogiendo las habilidades básicas y no jugarnos el físico en el intento. Puede que, incluso, hacer unos ensayitos en la arena de como subirse en la tabla, sea mejor idea aún, antes de ir directamente a las espuma.
En este deporte meternos en una ola que no nos corresponde puede suponer un riesgo para nuestra integridad física,creo que todos lo entendemos así. Parece lógico empezar aprendiéndo de lo fácil a lo difícil, es decir, adquiriendo progresivamente las habilidades técnicas y físicas necesarias para ir cada vez subiendo la dificultad de los retos, las olas. Si no lo entiendes así, cuando te pegues el primer revolcón contra el suelo lo entenderás, créeme.
Con esto no quiero decir que no llegará el día que tengas que dar un salto de nivel, incrementar la dificultad del reto, pero no cuando estás empezando. Hasta que lo fácil no deje de ser difícil y no deje ser un juego divertido, no deberías ir a por más estímulos. Si no lo ves así, deberías militar en algún grupo de fundamentalistas islámicos, das con el perfil.
Si no soy capaz de ponerme de pie en la espuma ¿Como voy a ser capaz de ponerme de pie y bajar una ola ? Si no soy capaz de ejecutar bien un golpe corto de 20 metros ¿Como lo voy a ser con el driver a 200 metros de objetivo?
Os puedo asegurar que intentar meterte hasta donde nacen las olas, luchando contra ellas sin que te dejen avanzar devolviendote a la orilla, como si se estuvieran defendiendo de ti, es una de las sensaciones más frustrantes que he vivido.
No recuerdo cuales eran mis sensaciones, emociones y pensamientos cuando empecé a jugar al golf, era muy pequeñito, pero estoy casi seguro que eran las mismas que cuando empecé con el surf.
Llegas con tu tabla, miras al mar con ojo de experto «surfero», te visualizas cogiendo una ola tras otra, bajandolas de izquierda, de derecha con un estilo impecable y te dices:¡¡¡¡ Va a ser una mañana épica!!!! Claro, para pensar y sentir esto, previamente has tenido que ponerle un esparadrapo a tu sentido común para silenciar lo que está intentando decirte a grito pelado: «¡Insensato!¿Donde vas? tirate en la espumita, haz lo que puedas, todavía tienes poca experiencia y no dominas la técnica. Conformate si logras subirte en la tabla. Algún día harás cosas increíbles, pero todavía no, te faltan horas de entrenamiento.»
Pensando y escribiendo esto, siento un escalofrío empático por dentro por la cantidad de gente frustrada que puede estar practicando deporte en este momento. Mejor dicho, que probablemente hayan abandonado un deporte por el simple hecho de no aceptar el nivel que tienen y no haberse enfrentado a los retos acordes con cada etapa del proceso de aprendizaje.
Vamos a hablar de golf, que es a lo que me dedico enseñar. Aunque muchas veces pienso que me dedico a enseñar como aprender y como enfocar este proceso. En una sociedad cortoplacista, orientada al estímulo rápido y los resultados inmediatos, es muy difícil aprender nada ni esforzarse por nada. A las pruebas me remito ¿como es posible que alguien se compre un aparato que promete ponerte en forma sin moverte del sillón de la tele?
Los campos de golf son enormes y sinuosos, son olas grandes y difíciles. La mayoría de los golfistas que surfean los campos de golf no están preparados para afrontarlos ni física ni técnica ni mentalmente o, por lo menos, no para exigirse los resultados o los golpes que se exigen y que se reflejan en sus handicaps. Por cierto, muy poca gente cumple ¿Algo está fallando aquí?
Que una ola grande te revuelque, es el equivalente en golf a jugar un par 5 de 520 metros desde amarillas o blancas, con árboles a las derecha y fuera de límites a la izquierda, cuando todavía no eres capaz de mover la bolas 120 metros y, mucho menos recta, perder 5 bolas y hacer 20 golpes. Suerte que existe la modalidad Stableford, los pobres surfistas no la tienen.
No sería más lógico empezar jugando alrededor del green ( espumita).Después pasar a un campo de pitch and putt o campo grande saliendo desde la calle ( ola pequeña) e ir subiendo la longitud y dificultad de los hoyos ( olas) a medida que mejoremos nuestra precisión y distancia.Y si no mejoro mi distancia o mi precisión ¿Qué tendría de malo ser toda la vida un jugador de putting green? o cuando llegue a un edad que ya no pueda mandar la bola a 200 metros ¿Qué tendría de malo jugar campos de pitch and putt y renunciar a campos más grandes? Absolutamente nada.Lo único que estaríamos haciendo es darnos la oportunidad de pasárnoslo bien siempre que juguemos al golf y no abandonarlo nunca.
Pues parece ser que esto no es tan lógico como parece. La mayoría de la gente no entrena lo suficiente para mejorar sus habilidades, encima se enfrentan a retos cada vez más difíciles, campos grandes y sinuosos y para más INRI se apuntan a torneos… no es de extrañar que el 99% de las veces que le preguntas a un golfista que tal está jugando te diga: » Fatal, voy para atrás como los cangrejos».
¡¡¡Pues claro que vais para atrás, mentecatos (que nadie se ofenda que yo también me incluyo)!!! Os habéis pasado tres pueblos mentalmente, cuando todavía no habéis llegado a la primera parada real. ¿ Qué hacemos ahora? ¿Hundirnos?¿Abandonar? Un rotundo, NO.
Nos hemos metido en las olas grandes, nos han revolcado, han hecho con nosotros lo que han querido. Pues ya está, mi nivel es de espumita, lo acepto y chapoteo en ella hasta que consiga mejorar mis habilidades y, repito, no pasa absolutamente nada.
Imaginemos ahora a una persona que solo sabe hacer golpes cortos, de 30 metros hacia abajo y patear. Lo hace medianamente bien,pero de verdad. Conociendo la técnica y haciéndola cada vez mejor; no como esos jugadores que hay por ahí naufragando sin criterio, tratando de controlar la bola por arte magia,redescubriendo la técnica de golf y expuestos a cualquier consejo gratuito en el tee de prácticas.
Este jugador Sabe que todavía le quedan unos meses más de práctica personal y guiada para dominar estos golpes, y por el momento, sólo juega hoyos de esta distancia, porque no domina golpes más largos; ya lo hará.Este jugador pensaría: «Genial, me encanta el golf, ya casi domino el golpe corto y mis resultados van mejorando en esta distancia. Pero hasta que no controle el golpe largo un poquito más, no voy a dar el salto a campos más largos y, mucho menos, apuntarme a torneos. A no ser que sean de la escuela, para ir cogiendo soltura»
Esta persona estaría feliz con su deporte. Siempre se enfrentaría a tareas que están acorde con su habilidad, a metas alcanzables; se lo pasaría en grande, porque se enfrentaría cada día a un reto que le supondría cierta dificultad, pero que sería capaz de superarlo porque dispone de los recursos necesarios.
Con el paso del tiempo, se iría dando cuenta que ya los golpes cortos no le suponen una dificultad, que puede subirse sin problemas en la espuma y llegar hasta la orilla. Entonces el reto dejaría de serlo, buscaría estímulos mayores subiendo el nivel de dificultad, campos más largos, olas más grandes y así continuar con un proceso enriquecedor que no tiene fin.
Golfista, escucha tu sentido común no lo silencies. Se consciente de cual es tu nivel actual, acéptalo y trabaja para superarlo. El golf no es difícil si eliges bien tu ola.
¡¡ Solo tenemos que dar marcha atrás cuando nos hemos pasado hacia delante!!